Muchas personas me consultan cómo empezar a practicar yoga y me comentan que se sienten confundidas porque leen diversos nombres de estilos y no saben cuál elegir ni cómo hacerlo y es que, así como cuando estamos parados en una avenida llena de letreros que ofrecen diversos modelos de un mismo producto, así te puedes sentir cuando ves tantas opciones a la hora de empezar a hacer yoga.

Para tratar de hacer la similitud te diría que Yoga es esa gran avenida, la ruta, el camino para llegar a una conexión contigo misma. Los letreros son todos los estilos, cuál elegir dependerá únicamente de encontrar aquél que se adecue a ti.

En este artículo quiero ayudarte a que puedas empezar tu práctica, te sientas segura y bienvenida en tu primera clase. ¿Lista para subirte al mat?

  1. Lleva un corazón lleno de amor. Será siempre mi primer consejo. Tu corazón te guiará en clase, porque lo que sentirás en el mat serán muchas cosas desde dudas, cuestionamientos sobre las posturas, sobre tu vida, hasta finalmente, darle paso a la tranquilidad. Al principio puede que no lo sientas, pero si la práctica y la reflexión es constante pasarás a practicar yoga con el corazón, ya lo verás.
  2. Agenda una clase de prueba. Así fue en mi caso. Recuerdo que mi clase incluyó un poco de explicación de lo que era el yoga, además de hacer unas cuantas posturas. Fue perfecta, nada intensa (para mi) y estando en la postura final (savasana), sentí tanta, pero tanta tranquilidad que sabía que quería continuar.
  3. Prueba todos los estilos que puedas. Verás nombres como: Ashtanga, Hatha, Vinyasa, Power, Hot, Acro, Yoga tradicional, Terapeútico, Kundalini, Yin y más. Solo probando sabrás cuál es para ti. Sea cual sea el estilo que practiques, las primeras clases no son fáciles, no porque la postura es difícil, sino simplemente porque no estamos acostumbrados a esos movimientos, nada más.
  4. Guíate por tu personalidad. Por mi experiencia he notado que, aunque no es un factor determinante, la personalidad debe tenerse en cuenta. Si eres muy activa, dinámica y tu mente está muy alerta, entonces puedes optar por un estilo que requiera de un mayor esfuerzo físico (no confundir con difícil), para que así tu cuerpo agote esa energía, tu mente lo acompañe y paulatinamente llegue a descansar. Aquí estarían estilos como: Ashtanga, Mysore, Power, Vinyasa, Hot. Si el dinamismo no es tanto lo tuyo, puedes optar por un estilo como Hatha o yoga tradicional, el ritmo no es tan rápido y la intensidad dependerá del nivel de la clase. El yoga terapeútico es muy calmado y está enfocado más en la relajación. En yin, mi favorito, las posturas parecen fáciles y el ritmo es muy pausado porque el tiempo entre cada postura es mayor, pero el reto está quedarte en ella.
  5. Pregunta siempre el nivel de cada clase para que sepas si estás entrando a una de nivel principiante, intermedio o avanzado. Así no te llevarás ninguna sorpresa.
  6. Conoce tus límites y sonríe. No tienes que hacer todas las posturas ni quedarte en ellas el tiempo que indica el profesor si sientes que no das más o si sientes algún dolor. Al hacerlo puede que te lesiones o que pienses que el yoga no es para ti. Avanza de a pocos porque eso es justamente lo que debes hacer, practica con el corazón.
  7. Olvídate de la flexibilidad y sonríe. Al principio puede que mires a todos a tu alrededor y veas a personas alcanzando diferentes niveles y podrás pensar: “Dios, no llego ni a mis pies” Aquí es donde debes usar tu corazón otra vez, ¿recuerdas el primer consejo?
  8. Conversa con tu maestro. Al entrar a clase, indícale que recién empiezas, así como si tienes algún aspecto médico para que pueda guiarte adecuadamente. Al terminar, coméntale tus dudas, si las tienes. Confía y habla con él, es tu guía.
  9. Llega llena de curiosidad y sin ninguna expectativa. Como en todo es mejor ir sin ninguna expectativa más que la intención de sentir y elegir.
  10. No desistas. Si ya entraste a tu primera clase y fue demasiado intensa, rápida o lenta y dijiste esto no es para mí, tranquila, pasa, pero no desistas. Recuerdo que en mi primera clase de power yoga sentía que era demasiado, entre entender la postura, seguir la alineación, respirar, sostener. Poco a poco fui conociendo mis límites y avanzando a mi ritmo. Regresé a esa clase cuando me sentí más preparada.
  11. Todo a su tiempo. Si aun habiendo probado sientes que el yoga no es para ti, así es y no fuerces más. Quizá en algún momento regreses. Ese fue mi caso, en el 2006 fui a un par de clases y no conecté, casi diez años después, regresé y me enamoré. Así que todo a su tiempo.

Finalmente, conforme avances en tu práctica entenderás que sea cual sea el estilo, el objetivo es lograr que tu mente se calme más y más. Practicar con total atención del cuerpo es yoga avanzado, no importa lo fácil que es la postura. Practicar con la atención dispersa es la mente de un principiante, no importa lo difícil que sea la postura. Y así empezamos todos.

Espero que estos consejos te ayuden a sentirte bienvenida en tu primera clase. ¡Que tengas un lindo día!

Síguenos en:

 

Deseo de todo corazón que la Felicidad crezca más en ti, Namasté